Llega esta fecha y siento nervios,pena, angustia… de pequeña venía con mi madre al cementerio a limpiar y poner flores en la sepultura de mi padre, no podía preguntarle nada, estaba muy afanada en limpiar y en disimular que lloraba,cuando ella falleció, iba , limpiaba ,rozaba las hiedras que cubrían el muro y colocaba flores,nunca me quedó tan bien, no tengo gran gusto haciendo floreros,mi hermana si, pero me reconfortaba hacer por ella lo que ella había hecho durante años.Pero falleció mi hermano,y desde entonces no puedo ir, es algo contra natura que se vaya una persona tan joven,no puedo pensar en esos momentos puntuales que tienen que ver con su muerte,de modo que no voy,y me siento mal por no acudir, pero ir me supone un gran estrés,abrir una profunda herida que no cicatriza,asomarme al gran abismo de mi pena,como un gran agujero negro que amenaza con tragarme del que me resulta muy difícil salir.
Le siento conmigo siempre presente en cada momento del día, reconfortándome en tantos momentos, enviándome un guiño a través de situaciones,a través de la música de un paisaje en particular o de una escena cotidiana,no me olvido nunca,le siento con nosotros.Hablo de él muchas veces,desde la alegría,con ese ejemplo de vida con el que marcó y conquistó el corazón de tanta gente,vida que celebro cada Noche Buena y cada día de Reyes,que eran sus días favoritos,y cada 18 de septiembre que era su cumpleaños,y seguiré celebrando la vida,su vida,pero de momento,mientras estas emociones tan tristes con respecto a su muerte persisten no podré celebrar una fecha tan triste como la del Día De Difuntos o el 16 de Enero.Intento pasar esas fechas en recogimiento,tranquila pues temo que mi cabeza y mi cuerpo podría terminar quejándose y enfermando. Las penas deben curarse, o al menos cicatrizar para poder seguir adelante.
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